jueves, 23 de septiembre de 2010

Qué es la reabsorción ósea en los implantes dentales

Una boca es como un edificio.

Los dientes son como las columnas.

Si fuéramos quitando columnas, los remanentes tendrían que soportar todo el peso del edificio, pudiendo llegar un momento en el que el techo se viniese abajo. En la boca sucede lo mismo, al ir perdiendo piezas dentarias, las que restan tienen que soportar todas las fuerzas de la masticación, supliendo una importante sobrecarga y por lo tanto acortando su vida.

La función del hueso maxilar y del mandibular es sustentar las piezas dentarias para permitir la masticación.

Cuando éstas se pierden, se inicia un proceso de reabsorción ósea produciéndose en algunas ocasiones unas reabsorciones tales que resulta casi imposible el tolerar una prótesis removible tradicional.

Las consecuencias estéticas y psicológicas pueden ser dramáticas.

Con los implantes no sólo reponemos los dientes que hemos perdido, restaurando la función y la estética, sino que al implantar estas raíces artificiales también podemos frenar e incluso detener esta reabsorción osea.

En los maxilares, al recibir nuevamente el estímulo de la masticación, se produce un proceso de osteocondensación u osificación alrededor de los implantes, deteniendo la reabsorción ósea e incluso pudiendo inducir a la formación de hueso alrededor de ellos

Hoy en día, disponemos de técnicas regenerativos de hueso, que nos resultan en muchos casos de enorme utilidad. Podemos conseguir que crezca hueso alrededor de los implantes llegando a cubrirlos de forma parcial. A esta técnica se le denomina regeneración tisular.

Como conclusión diremos que con los implantes podemos detener este proceso de reabsorción que tantos problemas funcionales y psicológicos nos puede provocar.

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