viernes, 8 de octubre de 2010

Sofisticados tratamientos para deformaciones máxilo faciales

Las anomalías máxilo faciales pueden provocar serios problemas de autoestima en quienes las padecen, sobre todo en la infancia y adolescencia cuando los afectados suelen ser objeto de burlas entre los compañeros. Sin embargo, sus efectos sobrepasan lo simplemente estético, también son responsables de problemas funcionales, que van desde la imposibilidad de comer alcachofa hasta jaquecas y apnea del sueño.

Es por eso que en los últimos años se han desarrollado sofisticadas técnicas de ortodoncia y cirugía máxilo facial para tratar este tipo de patologías. De acuerdo al doctor Julio Cifuentes, cirujano máxilo facial de Clínica Alemana, estos avances han permitido contar con tratamientos efectivos, lo que permite evitar el desarrollo de otras enfermedades y soluciona una serie de problemas funcionales y psicosociales.

Dentro de esta área, las anomalías más frecuentes son la progenie mandibular o prognatismo, que es un exceso del desarrollo de la mandíbula inferior, y la retrogenie que es el caso inverso.

La genética es una de las principales responsables de estas deformaciones, ya que parte importante de las personas que las presentan las heredaron. Sin embargo, también es posible que sea consecuencia de enfermedades que alteran el normal desarrollo del esqueleto facial, como es la acromegalia, o de malos hábitos desarrollados en la infancia, como chuparse el dedo o comerse las uñas, entre otros.

De acuerdo con el doctor Cifuentes, en Chile estas deformaciones son bastantes comunes, principalmente por un tema de herencia, ya que la raza hispana tiene un alto índice de casos. "Si bien no hay estadísticas nacionales sobre la prevalencia de estas afecciones, el 30% de los pacientes que consulta a los servicios de cirugía máxilo facial y ortodoncia tiene anomalías esqueleto - faciales", sostiene.
Esto se traduce en serios problemas a nivel funcional, ya que cuando la mordida está alterada hay un mala oclusión y se producen diferentes alteraciones en los dientes, encías y en la articulación témporo-mandibular.

"La mayoría de estos pacientes sufre de dolor en la articulación al abrir la boca, e incluso, hay veces que pueden quedar con la mandíbula trabada, lo que termina provocando otros síntomas como dolor en la columna cervical, jaqueca y molestias musculares, entre otros", explica el especialista.

Además, cuando hay problemas serios en la mordida, no se puede realizar una buena masticación, lo que afecta la digestión y desencadena patologías gastrointestinales.

En el caso de las personas con retrogenie o falta de desarrollo de la mandíbula, también es probable que alrededor de la tercera década desarrollen disturbios del sueño, como el ronquido y la apnea del sueño. Esto se produce porque al haber un menor desarrollo de la mandíbula, la lengua se va hacia atrás y la vía aérea se estrecha.

"A todo esto hay que agregar que estas anomalías causan una gran alteración de la autoestima, especialmente en los niños y adolescentes que son objeto de bromas en el colegio y en la universidad, lo que muchas veces dificulta la relación con sus pares y un adecuado desarrollo en sociedad. Es común ver casos de personas que se sienten menoscabadas socialmente debido a estos problemas", destaca el especialista.
Tratamiento: Un trabajo en equipo
En Clínica Alemana, el diagnóstico y tratamiento de estas patologías es efectuado por un cirujano máxilo facial y un ortodoncista, quienes a través de exámenes clínicos y radiográficos, junto a sofisticados programas computacionales, planifican con gran exactitud los pasos a seguir para lograr un resultado exitoso.

De esta forma se logra hacer una simulación de cómo el paciente quedaría una vez finalizado el tratamiento.

El ortodoncista es el encargado de colocar los dientes en la posición correcta, proceso que se efectúa con frenillos fijos y que toma alrededor de 10 meses. Luego, se realiza la intervención quirúrgica para dar forma al esqueleto facial, ya sea avanzando o retrocediendo el maxilar y/o la mandíbula, dependiendo de la patología.

El tratamiento ortodóncico puede iniciarse en la infancia, como preparación para la cirugía ortognática, la cual recién se efectúa en la adolescencia, cuando el desarrollo esquelético de la mandíbula está completo.

De acuerdo al especialista, esta intervención quirúrgica es compleja y debe ser muy bien planificada. Se realiza con anestesia general y dura entre cuatro y cinco horas. El postoperatorio consiste en alrededor de tres días de hospitalización y al décimo día la persona ya puede reincorporarse a las actividades cotidianas, aunque debe permanecer con un régimen licuado y blando al menos por un mes para que los huesos puedan consolidarse bien.

El doctor Cifuentes, que realiza más de 50 intervenciones de este tipo al año, explica que "los avances médicos y tecnológicos han permitido que cada vez se logren mejores resultados en este tipo de tratamientos, lo que beneficia a muchos pacientes que se ven invalidados por este problema".

Con el fin de difundir estos avances en regiones, el doctor Cifuentes está desarrollando un plan piloto en Clínica Alemana de Temuco, que se ha convertido en los últimos seis años en un centro de referencia de la zona sur del país y un ejemplo del trabajo en equipo entre cirujanos máxilo faciales y ortodoncistas.

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